jueves, 23 de enero de 2014

Día once

El que se presentaba como un día tranquilo, ha terminado siendo un calvario. No me quedan muchos días de estar aquí, así que decidí subir a uno de los últimos montes que me quedan por zona. Ya lo tenía fichado del día que subí al más alto y a simple vista no parecía demasiado complicado. No podía estar más equivocado.

No había contado en que para llegar hasta la su base, primero tenía que subir y bajar uno más pequeño que hay delante. Eso consumió parte de mis fuerzas, pero en el frenesí que produce la emoción de subir una montaña, lo obvié. Después me tocó subir el susodicho monte: Una ladera infernalmente inclinada cuya primera mitad tenía uno de los bosques de arbustos más densos a los que me he tenido que enfrentar estos días, y cuya segunda mitad era roca que había que medio escalar. Ya casi en la cima me he dado cuenta de que prácticamente no tenía agua y nada de comida y que por donde había subido era casi imposible volver. Mi única opción era subir hasta arriba y confiar en encontrar un camino para descender.

Un rato después estaba arriba, y quiso la suerte que efectivamente había un camino que podía sacarme de allí, el problema es que no tenía ni idea de a dónde podía llevar; podía llevarme de vuelta a casa o llevarme a algún pueblo de Castilla León. Y allí estaba yo, completamente agotado, con un dolor que comenzaba a recorrerme todo el cuerpo, sin comida y casi sin agua, y para colmo de males, al poco de comenzar a caminar por aquel camino incierto que bien podía ser mi salvación o mi ruina, he comenzado a estornudar y a sentirme febril ¿se podía pedir más?

Casi dos horas, más arrastrándome que caminando, y perdido. Debo reconocer que en ese momento me he asustado. Puede sonar exagerado, pero en algunos momentos sentía que podía caerme redondo al suelo fruto del cansancio y la fiebre y quedarme allí tirado. Pero finalmente conseguí orientarme y llegar hasta la carretera que lleva a Valdemaqueda (el pueblo que está al lado del camping) Aquello fue un chute de moral y me dio la fuerza necesaria para llegar hasta casa.


Ahora todo me parece un mal sueño, sobre el cual toca meditar y reflexionar. Hoy he aprendido mucho, pero me llevará unos días saber exactamente que.




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