martes, 21 de enero de 2014

Día nueve

Parece que estoy condenado a meterme en un bosque más denso e impenetrable y con las pendientes más escarpadas a cada día que pasa. En algunas zonas he tenido que abrirme paso a palazos y cargando con el hombro para poder abrir ínfimos huecos entre el muro de jaras, arbustos y pinos caídos. No contento con eso, tras conseguir casi a rastras de ese valle infernal, me he dedicado a escalar por todos las rampas de piedras que he encontrado, a pesar de ser algo completamente innecesario. Aun así, pese al dolor que tengo en todo el cuerpo y las magulladuras, estoy contento y satisfecho. 5 horas de caminar, correr, subir, bajar, escalar, atravesar y vadear, le dejan a uno un buen sabor de boca, la sensación de haber conseguido algo. Si algo estoy aprendiendo aquí es a no dudar nunca de mis habilidades.

El que creo que se aburre un poco es Leoncio. El móvil home es muy pequeño, y el está acostumbrado a correr por el pasillo y salir a la terraza. Yo la verdad es que también echo un poco de menos la comodidad de mi casa, aquí no es que se esté mal, pero no hay color…
Aunque bueno, tampoco nos queda mucho de estar aquí. La comida se está empezando a gastar, y siento que aquí me queda poco por hacer. Cuando tomé la decisión de venir, no imaginé que este sitio me ayudaría tanto en tan poco tiempo.


Quería dedicarle unas líneas a esos cabrones fascistas del TDT party, pero no doy más de mi, estoy demasiado cansado.





0 comentarios:

Publicar un comentario